Consigamos un equilibrio funcional y estético, no sólo los más pequeños pueden beneficiarse de este tratamiento.
La Ortodoncia es una rama de la Odontoestomatología que estudia, previene y corrige las alteraciones del desarrollo de los dientes. Su finalidad es restablecer el equilibrio morfológico y funcional de la boca y la cara y de mejorar la estética facial. Hemos de tener en cuenta que existe una estrecha relación entre la posición de las piezas dentales y el resto del conjunto formado por los maxilares y la cara.
Hasta hace muy poco tiempo, existía la creencia común y equivocada de que sólo los niños podían beneficiarse de la Ortodoncia. Actualmente, cada vez son más los pacientes adultos que se plantean n la posibilidad de un tratamiento ortodóncico, para corregir irregularidades de este tipo. Este hecho se debe a que, cada vez más, vivimos en un entorno social que concede gran importancia al factor estético y a la presencia personal.
Hay que tener en cuenta que en los tratamientos con pacientes adultos será necesaria muchas veces la colaboración con otras especialidades de la Odontología para asegurar un mayor éxito.
Lo ideal es comenzar el tratamiento preventivo lo antes posible, en la niñez o adolescencia. Los padres que detecten cualquier anomalía en la posición de los dientes o maxilares de sus hijo, deben consultar cuanto antes al ortodoncista. Este decidirá si es necesario o no un tratamiento ortodóncico. La visita al dentista es imprescindible desde bien pequeños.
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Sobre los seis años de edad, el momento más favorable del crecimiento del niño, el Odontólogo se asegurará de que todas las piezas del niño encajen en el lugar correspondiente, de que no se produzca maloclusión (los dientes inferiores no encajan bien con los superiores). A esta edad salen los primeros molares permanentes que sirven de guía para la colocación correcta de todas las piezas que saldrán más adelante. La protección y conservación de los primeros molares permanentes resulta imprescindible. |
Estos tratamientos no perjudican en nada a los dientes. Gracias a ellos no sólo se corrige la maloclusión, sino que mejoran el estado de las encías y de los huesos maxilares.
Lo que sí procuraremos es mantener una extrema limpieza de los dientes (como mínimo tres veces al día), ya que los aparatos fijos favorecen la retención de alimentos y la formación de placa bacteriana durante el tratamiento.
Cada paciente, cada caso, necesita un tratamiento correctivo concreto que se ajustará a sus características individuales.
El ortodoncista será el que haga el diagnóstico y establezca el tratamiento más adecuado.
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